Los hijos son uno de los regalos de amor más grande que nos ha dado Dios. Son fruto del amor, esfuerzo y compromiso. Como padres, al momento de criar a los hijos se utiliza como base los valores y la ética.
Uno de los valores principales en la educación de los hijos es la honestidad. ¿Qué es la honestidad? La honestidad es una cualidad que se le designa a una persona honesta, que contiene un conjunto de atributos porque es justa, honrada, sincera y reconoce el respeto mutuo. Coherente en lo que dice y practica.
La honestidad se refleja en todos los aspectos de una persona, sociales como con su propia consciencia. Una persona honesta se mantiene apegada a sus valores al momento de interactuar con sus familiares, en el trabajo, con sus amigos y con ella misma. Un valor fundamental que debe instruirse desde pequeño.
Siguiendo estos pasos podrás enseñarles sobre honestidad a tus hijos:
- Enséñales que ser honestos es un beneficio para todos:
Relata con ejemplos como la honestidad llega a tener un impacto positivo en los demás. Cumplir con nuestras obligaciones en la escuela para el crecimiento personal, ser prudentes con nuestras palabras sin perder el manejo de nuestras emociones, ser leales con sus amigos y amigas. Todas estas acciones necesita valentía. Ser una persona honesta es de valientes. - Conversa sobre las consecuencias:
Así como mentir tiene sus repercusiones, evitar decir la verdad también lleva sus consecuencias. Es ideal que los niños se sientan seguros de ser ellos mismos en su propio hogar, donde se respete la verdad ante todo. - Premio por cada acción honesta:
Ser honesto debe estar relacionado con una acción positiva. La mejor manera de forjar ese principio es atribuyendo un premio por cada acción honesta puede ser algo pequeño como un dulce o una salida al parque. - Predica con el ejemplo:
Los niños aprenderán al convivir con sus padres, hermanos y amigos. El ejemplo es la mejor manera, explicar las situaciones a detalle y recalcar como la honestidad atrae honestidad y por ende lealtad.
Ningún legado es tan rico como la honestidad.
William Shakespeare